La violencia se entiende como toda acción u omisión intencional que viene de algún miembro de la familia para dañar.
Estudios sobre violencia en la pareja joven y adolescente revelan que “la violencia de pareja inicia por lo regular durante las relaciones de noviazgo, y en la mayoría de los casos continúa en la vida conyugal.
Hay una conexión entre la violencia entre adolescentes y la detectada en parejas adultas.
Los jóvenes no identifican como agresión conductas de control, lo que nos lleva a decir que los jóvenes que ejercen violencia y los que son violentados no están enteramente conscientes de estos actos como violencia, ni de sus consecuencias futuras en su salud física y psicológica.
Algunos datos revelan que las violencias entre parejas adolescentes suelen ser de mayor magnitud, aunque de menor intensidad, que en las parejas adultas.
29% de estudiantes universitarias en 31 universidades del mundo habían ejercido violencia contra sus parejas en los últimos 12 meses.
La violencia se ejerce tanto de hombres contra mujeres como de mujeres contra hombres.
Estaríamos en la antesala de la violencia como modo de relación, ya sea reactivo defensivo o bien ofensivo.
Es un problema público, de derechos humanos, de equidad, pero también de educación pues es sabido que son las madres las que mayormente reproducen el mundo social y cultural. Si las mujeres comienzan a ejercer violencia contra sus parejas hombres de un modo “naturalizado”, esto permite que se reproduzca ese comportamiento a sus hijos.
Algunos estudios revelan que mientras la violencia cometida por el varón contra la mujer ha venido decreciendo en un 6%, la ejercida por la mujer contra el varón ha experimentado un crecimiento de un 4%
La violencia de género ocurre al interior de la familia, por lo que la intimidad de esta situación hace que las propias víctimas no la denuncien. Ello incluye también a familiares o amigos allegados.
La violencia en la pareja es un tipo de violencia muy extendida en todo el mundo porque no hace distinción por clase ni por nivel educativo –ahora sabemos, que tampoco por género.
¿Qué pasa cuando quien ejerce la violencia es la mujer?
La violencia en la pareja a nivel internacional indica que tanto las mujeres como los hombres son detonadores de violencia.
Cuarta parte de los incidentes violentos en el hogar fueron comenzados por mujeres
En México, el Centro de Atención a la Violencia Intrafamiliar señaló que, en 1997, una de cada diez víctimas de violencia intrafamiliar era un varón adulto, sin embargo, hacia 2006, esta cifra aumentó sólo para la capital de la república en un 14.1%.
Según investigaciones de la Unidad de Atención y Prevención de la Violencia Intrafamiliar, 234 varones fueron atendidos por violencia a mano de sus parejas mujeres en 2002.
En 2003, otros estudios revelaron que, de cada siete hombres denunciados como agresores por sus parejas mujeres, tres de ellos en realidad eran víctimas del comportamiento violento de sus esposas.
En ese mismo año, la Secretaría de Salud de la Ciudad de México reveló que el 21.8% de las víctimas de violencia intrafamiliar fueron varones y no pocos casos de asesinatos dolosos contra los hombres son cometidos por mujeres, tipificados éstos como crimen pasional.
La violencia no es un asunto de género, o sea, que no está dada por ser hombre o mujer, sino por ciertas condicionantes sociales, jurídicas y simbólico-culturales que hacen que algunas épocas y culturas un género ejercite la violencia contra otro, y en otras suceda lo contrario.
Los hombres, aunque se perciben violentados, no admiten tan fácilmente ser víctimas de violencia por parte de las mujeres.
Algunas esposas maltratadoras se burlan en público o en privado de sus maridos, controlan su dinero, los intimidan, los humillan, los alejan de sus familiares y amigos, los amenazan, los chantajean, los agreden físicamente directamente o por medios de terceros, etc.
No obstante, lo anterior, en cualquiera de ambos casos, lo cierto es que entre las consecuencias de la violencia de la pareja con respecto a la víctima se encuentran el trastorno de personalidad que mina tanto la auto estima como la auto imagen de la víctima, generando una dependencia emocional. Como ya dijimos, esto es válido para cualquier víctima, sea mujer u hombre.
En la próxima publicación hablaremos de los síntomas que se presentan en este tipo de relaciones.
✍ Psicoterapeuta Claudia Garibay
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