En México y en la mayoría de los países del mundo, el abuso sexual está tipificado como un delito. Se define como una forma de violencia que consiste en un acto sexual forzado, es decir sin el consentimiento de una de las partes, por lo que se puede decir que el abuso sexual desencadena un abuso de poder por parte de aquel o aquella que fuerza.
Sin embargo, aunque todas las personas pueden ser víctimas de abuso sexual, es importante reconocer las diferentes situaciones de vulnerabilidad, así como violencias diferenciadas. Este es el caso de los niños, las niñas, las y los adolescentes, y por supuesto las mujeres. Todos ellos conforman los grupos más vulnerables de sufrir este tipo de violencia.
El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) a partir de un estudio realizado en 2014 denuncia que más de una 1 de cada 10 niñas sufrieron abuso sexual en el mismo periodo. Tan sólo en México, según el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) menciona que en el año 2017, hubo un promedio de 41 denuncias diarias por presunto abuso sexual a mujeres.
Hablando de esto, se debe especificar que no existe un perfil específico de abusador sexual, pues cualquier persona, independientemente de su edad, sexo, religión, condición socioeconómica o cualquier otro factor, puede resultar un abusador sexual. En este sentido, es importante mencionar que los abusadores sexuales no necesariamente son personas sospechosas caminando por la calle envueltas con una gabardina negra, sino que desgraciadamente en muchos de los casos, son personas cercanas a la víctima, amistades o familiares, en donde es evidente que existe un abuso de confianza, pero sobre todo un abuso y manipulación de las relaciones de poder.
En el caso de los niños, niñas y adolescentes se habla de que a nivel mundial, por lo menos en 6 de cada 10 casos de abuso sexual, el agresor es un familiar directo. Un estudio del Consejo Ciudadano de la Ciudad de México denuncia que los principales agresores sexuales son los familiares, posteriormente los maestros y después los sacerdotes; en 30% los abuelos o padrastros, 13% tíos, 11% los padres biológicos, 10% los primos, 8% los vecinos, 7% los maestros, y 3% los hermanos.
Concept Image To Illustrate Child Abuse
Aquí es importante mencionar, que si bien México es considerado como el primer lugar a escala mundial en abuso sexual infantil, según el UNICEF tiene uno de los presupuestos más bajos para su combate, ya que tan sólo el 1% de los recursos asignados para la infancia está dedicado al prevención y erradicación del abuso sexual.
En el caso de las mujeres, el abuso de poder dentro de las relaciones de confianza también es evidente, ya que en ONU México, según la Encuesta sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH):
En este caso hay que nombrar que, la violencia en las relaciones de pareja se encuentra bastante invisibilizada, incluso podría llegarse a pensar que es imposible un abuso sexual dentro de un noviazgo, cuando claramente no es así. El hecho de que se tenga una relación no significa que siempre estés dispuesta a lo que la otra persona quiere, al contrario el abuso sexual dentro del noviazgo lo que evidencia son justamente los roles de poder y el abuso en los mismos.
Las afectaciones del abuso sexual son catastróficas, dependiendo claro de cada caso, y contexto, pero en general representan un antes y un después para las víctimas. Entre las afectaciones pueden presentarse la pérdida de confianza, baja de autoestima, pérdida del proyecto de vida, pensamientos suicidas, sin mencionar que dependiendo del contexto de cada caso, cuando el abuso sexual es cometido entre familiares, evidentemente conlleva a una ruptura dentro de ese núcleo familiar.
El abuso sexual es un tema grave y, como hemos observado, las cifras lo constatan. Se trata de un problema que debe nombrarse, y no voltear los ojos hacia otro lado; el abuso sexual debe ser denunciado y atendido de manera urgente.
✍ Psicoterapeuta Claudia Garibay
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