
Las sensaciones de ansiedad, pesimismo, incertidumbre, desazón y pesadumbre, falta de concentración y memoria, culpabilidad, impotencia, cansancio y falta de energía, así como la dificultad para tomar decisiones, la inquietud extrema, y la disminución psicomotriz y orgánica, cuando perduran suelen ser indicadores de depresión.
Entendiendo que la depresión siempre expresa una relación entre la mente y el cerebro, las experiencias traumáticas de la infancia son factores relevantes a la hora de su diagnóstico.
Es aquí donde la terapia psicológica puede desplegar su potencial, más allá de los componentes biológicos y neurobiológicos que sin duda participan en el surgimiento de la depresión.
✍ Psicoterapeuta Claudia Garibay